lunes, 6 de julio de 2009

Editorial

Prioridades

La caída de exportaciones en los últimos cinco años parece reflejar el efecto desaliento provocado por las retenciones móviles. La pregunta que algunos se hacen es hasta qué punto el país puede alentar sus ventas externas, sin desatender la caída de reservas y producción que por otro lado muestran los registros oficiales. Al mismo tiempo, si las retenciones actúan como referencia para el mercado interno, es comprensible que el tema debe revisarse no sólo para dinamizar exportaciones, con la prioridad del abastecimiento interno como límite, sino también precisamente para motorizar la mayor producción que aquella prioridad demanda. Por otro lado, si la comparación se hace con años anteriores, se verá que la caída es más drástica, pero ello no es negativo en sí mismo: en 1999 el país exportó casi la mitad de su producción, a un precio hoy impensable, en un promedio de 20 dólares por barril. En otras palabras, Argentina vendió su petróleo muy barato y aquellas exportaciones explican buena parte de la caída de reservas y declinación que hoy ostenta la mayoría de los yacimientos petroleros y gasíferos. Un nuevo régimen de retenciones no debería prescindir de éstas, para no volver a aquel esquema totalmente liberado. Pero es claro que el sistema vigente retrae las inversiones necesarias para volver a crecer, además de la posibles distorsiones que podrían producirse si, por caso, se exportaran grandes volúmenes excedentes de naftas, con mucha menor retención que el petróleo crudo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puede incluir aquí comentarios en torno a la información publicada, ya sea para ampliar la misma o para dar su opinión en torno a determinadas tendencias del sector energético.